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Fotografía:Heriberto Paredes |
Pero ¿realmente influyeron los provocadores en el rumbo de la manifestación? Mi respuesta sería sí y no. Sí porque es obvio que los medios buscaban la fotografía para criminalizar la protesta y era igualmente obvio que esa foto se las iban a dar los provocadores, y no porque los contingentes estaban muy enojados y venían muy calientes de San Lázaro, no sólo por el hecho de que se había consumado una imposición largamente anunciada, sino también por la información -que hasta ese momento no había sido desmentida- de la muerte de un manifestante.
Mucha gente sigue impresionada ante el nivel de violencia con que se llevó a cabo la jornada sabatina, pero ¿es realmente tan difícil entenderlo?
Después de sendos fraudes electorales como los del 2006 y el 2012, muchxs jóvenes vieron cerradas las puertas de las vías institucionales como método de transformación social en un país hundido en la violencia y la miseria.
La radicalización de la protesta es una respuesta natural ante la falta de soluciones a los problemas que generan la misma y en este país los problemas a los que nos enfrentamos los jóvenes no sólo no encuentran solución sino que día a día se ahondan mas.
¿Quién puede negar que la democracia representativa ha fracasado en nuestro país y los partidos políticos no representan más los intereses de sus votantes y gobernadxs? ¿Acaso no es por medio de la violencia que el gobierno lleva “solucionando” los problemas sociales desde hace ya muchos años?
Los movimientos ciudadanos y algunos individuos han hecho oídos sordos ante la presencia inminente de grupos que han puesto sobre la mesa otras formas de lucha y han tachado tajantemente el uso de la violencia, a ellos les preguntaría:
¿Cuáles son esas formas de lucha pacificas, eficientes, correctas y al alcance de todxs de las que tanto se habla? ¿De que manera hay que hablar con las autoridades cuando se han probado todas las formas y solo han respondido con mentiras y represión?
Es hora de dejar a un lado las caretas y empezar a aceptar que hay grupos, colectivos e individuos a los que se le han cerrado todas las puertas y que han decidido llevar este conflicto hasta sus últimas consecuencias. Si el movimiento quiere entender las razones de lo sucedido en San Lázaro, Bellas Artes y la Av. Juárez, es necesario que abra sus oídos a estos grupos o terminará reproduciendo los mismos esquemas que han tensado la cuerda hasta este punto.
El día 1 de diciembre se cruzó una línea y es necesario que se abra una amplia discusión al interior del movimiento para que más allá de criminalizar a quienes optaron por el camino del enfrentamiento directo, se analice el como es que llegamos hasta este punto y cuales son los pasos a seguir.
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Fotografía: Heriberto Paredes |
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