martes, 30 de julio de 2013

Y sin embargo, insisten en que México es un país más seguro.

Enrique Peña Nieto estuvo presente en la ceremonia en honor al
vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet, asesinado ayer
durante una emboscada en Michoacán. Foto: @Presidenciamx 
Hay cosas que no se pueden ocultar toda la vida: la violencia y el crimen organizado en México, por ejemplo. Hace apenas dos semanas, las autoridades mexicanas se vanagloriaban por el contundente golpe al crimen organizado con la captura de Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, líder de la agrupación criminal conocida como los Zetas; este acontecimiento representó uno de los logros más importantes en materia de seguridad para la gestión de Enrique Peña Nieto, quien recibió muchos elogios, entre ellos, los emitidos por parte del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, señalando que la captura de Treviño Morales era una muestra del compromiso por parte de la administración actual del Gobierno mexicano.

El 19 de junio pasado, el presidente Peña afirmó, en su gira por Londres, que México era un país seguro, donde “hoy tenemos señales muy alentadoras en los primeros meses que se ha instrumentado la nueva estrategia en materia de seguridad”, lo que, evaluaba, sería contrastado después de un año de la implementación de esta estrategia. Afirmó, también, que “vamos a lograr una sensible disminución de la violencia en los lugares y municipios donde se concentra la criminalidad”.
Como se ha observado, en la agenda mediática de México ante el mundo, la violencia y el crimen organizado son tópicos que ya no se encuentran en un plano preferencial como lo fue durante el mandato de Felipe Calderón quien, en cada lugar en el que se presentaba, mencionaba los grandes logros de su gobierno en el combate a la inseguridad; ahora, el progreso y las denominadas reformas estructurales ocupan ese lugar, haciendo énfasis en la coordinación de todos los niveles políticos para llevarlas adelante. Sin embargo, es imposible ocultar la realidad de un país de la noche a la mañana; tan sólo durante la semana pasada y sólo en un Estado de la República (Michoacán) se presentaron siete emboscadas a agentes federales por parte de miembros del crimen organizado, 48 asesinatos violentos en el último mes, dentro de los que se encuentran civiles, federales y, el recientemente ultimado, vicealmirante de la marina, Carlos Miguel Salazar Ramonet, en dicha entidad, los policías federales están cayendo como moscas, asegura José Manuel Mireles Valverde, miembro del Consejo Ciudadano de Autodefensa de Tultepec. El pasado 27 de julio se
registraron 7 muertos en los municipios de Gómez Palacio y Lerdo, en Durango, 8 asesinatos más en Guerrero, en las localidades de Acapulco y Coyuca de Benítez.

Los focos rojos se han encendido de nueva cuenta, esto si es que en algún momento se apagaron. La mesura con la que el Gobierno Federal ha tratado de mantener la crisis de seguridad nacional se ve transgredida a pasos agigantados por los hechos violentos que golpean fuertemente a la sociedad en todas sus estructuras; la violencia, la inseguridad y el estado de emergencia siguen ahí, fuertemente aunados a la realidad actual mexicana, por lo que hablar de un México distinto y seguro resulta una irresponsabilidad por parte de las autoridades y de cualquier sector de la sociedad.

Fuente: http://homozapping.com.mx

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