martes, 13 de noviembre de 2012

Veracruz “La Guillotina de los Migrantes”, el relato de un secuestro.

Por Rubén Figueroa


El frío de la madrugada nos hizo bajar del lomo de la bestia para refugiarnos en la parte de abajo del vagón, las quijadas nos temblaban, ¿es por el frío o por miedo?, le pregunte a Erick a quien había conocido en Apasco, Macuspana, en el Estado de Tabasco. Por el tiempo que habíamos viajado estábamos seguros de haber entrado a Veracruz, lo cual nos daba mucho miedo, son cosas horrendas las que se escuchan de ese lugar.

Pasaron unos minutos cuando el tren aminoró la velocidad, de pronto, en medio de la obscuridad una persona subió a la parte en donde íbamos, se acercó a nosotros y nos preguntó: “¿de dónde son?”, de honduras le respondimos, “¿van solos?”, en los otros vagones van más. Cuando él nos preguntó que si alguien nos llevaba, nos dio mala espina, entonces decidimos pararnos para estar alertas por si intentaba algo, el tren siguió su recorrido, pasó alrededor de hora y media, nunca nos quitó la vista de encima.

Al entrar a un pueblecito, la luz de las lámparas nos dejó verlo, era un chavo que traía ropa nueva, solo andaba con una mochila pequeña; a los pocos minutos sacó un radio de esa mochila, empezó a hablar y cuando pasó el tren saco un arma de su mochila y nos dijo:


“no se vayan a mover hijos de puta, porque los pelo”


Enseguida se acercó una camioneta negra cerrada, con el arma apuntándonos en la cabeza nos bajaron y nos subieron a la troca, dos tipos con armas grandes venían en ella, nos tiraron al piso y uno de ellos me puso el pie en la cabeza y nos dijo: “si gritan o se levantan los mato”. La camioneta avanzó alrededor de 20 minutos, iban escuchando puros corridos de narcos y tomando cervezas.

Sentí cuando la camioneta la metieron a un garaje, se escuchó cuando cerraron el portón, nos bajaron, nos pusieron las manos atrás y nos las amarraron con cinta canela, abrieron la puerta de la casa y en la sala había dos tipos más viendo la televisión. Tenían armas y más radios en una mesa; de pronto uno de ellos se paró y les dijo: “¿solo a esos dos bajaron?”, “no venían muchos” le respondieron, “métanlos al cuarto y caliéntenlos”, les ordenó. Me agarraron del pelo y me aventaron al cuarto, nos empezaron a golpear muy fuerte y nos dijeron:

“para cuando amanezca queremos el número de teléfono de sus familiares o los tableamos cabrones”



“Nos van matar” me dice mi amigo, “yo no tengo a nadie del otro lado”, yo voy por primera vez le respondí. Pasaron unas horas, no nos dábamos cuenta que había amanecido porque el cuarto tenía unas tablas en la ventana y siempre estaba oscuro, entraron dos de las personas y nos empezaron a golpear: “¿Ya recordaron el número?” nos dijo, no tenemos familia en estados unidos, les respondimos, no nos creyeron y nos siguieron golpeando. Ese día nos pegaron tres veces, al segundo dos y cuando llegó el tercer día de pronto sacaron a mi amigo del cuarto, ya nunca lo regresaron, no supe más de él y eso me preocupo más; como al quinto día me sacaron, me empezaron a golpear con un tubo en mis piernas y me dijeron: “ahora nos vas a pagar trabajando para nosotros”.

Me ponían a limpiarles la casa, estaba llena de latas de cerveza y cigarros, a veces estaba barriendo y de repente se levantaban, me golpeaban en el pecho y me decían: “si intentas huir te buscamos hasta debajo de las piedras”. Tenía que decirles que haría lo que ellos me pidieran para que me dejaran de golpear, siempre estaban informados por que compraban los periódicos y los leían, después de limpiarles me metían al cuarto pero ya no me ponían la cinta en mis manos.

Los siguientes días solo eran amenazas tras amenazas, me asignaron a una persona, él era quien me entrenaría y en caso de intentar escaparme él sería quien me ejecutaría. Empezaron hablarme sobre una misión que teníamos que hacer, teníamos que ir a Tenosique y encontrarnos con más personas ahí; ellos decían que en ese lugar donde se empiezan a enganchar a los migrantes yo tenía que traerme a 5. Una noche me puse a llorar, estaba muy desesperado y me preguntaba, ¿cómo le voy hacer para traerme a esos 5? era como haber aceptado sicológicamente trabajar para ellos.

“No sé cómo le vallas hacer, pero tienes que enganchar y traerte a 5”


Llegó el décimo día, me sacaron del cuarto y me dijeron: “¿listo?, vamos a ver qué tan chingón eres, te vas a ir con este a Tenosique y ya sabes lo que tienes que hacer”. Me subieron a una camioneta junto con la persona que me vigilaría y entrenaría, me volvieron a tirar al piso para que no me diera cuenta donde me habían tenido y así no ubicar el lugar; nos llevaron a unas cuadras de las vías, ahí nos bajaron, enseguida le entro una llamada a mi cuidador por su celular, él se distrajo y fue como un milagro porque de pronto escuche el sonido del tren…
Marlon corrió y logró subirse a ese tren que escuchó, la persona que lo cuidaba no logró alcanzarlo, viajó en ese tren por más de 8 horas con el temor de que alguien lo identificara en el camino y lo mataran. El decidió salirse de las vías, pidió ayuda, ahora él se encuentran sano y salvo en su país, juro nunca más intentar el sueño americano.


¿Qué está pasando en Veracruz?


En los últimos tres meses, los secuestros en la zona de Veracruz se han incrementado, las bandas del crimen organizado encuentran en ese estado un verdadero oasis para delinquir contra los migrantes, quienes hoy utilizan a centroamericanos para cometer los crímenes. La mayoría de ellos son reclutados forzosamente tal y como sucedió con Marlon, bajo amenazas son obligados a enganchar a los migrantes al inicio de la ruta como es Tenosique, Tabasco o Arriaga, Chiapas para después bajarlos en zonas como Medias Aguas, Las Choapas, Coatzacoalcos, Tierra Blanca y Orizaba, por mencionar algunos. En los testimonios de los migrantes se escuchan denuncias sobre el cobro de cuotas para tener derecho a subirse al tren, es decir que la ruta migratoria está verdaderamente tomada por el crimen organizado.

Los secuestros han sido denunciados por defensores de derechos humanos como el padre Alejandro Solalinde, quien el día 4 de octubre denuncio los secuestros de por lo menos 40 migrantes en Medias Aguas, Veracruz.

Durante el paso de la Caravana de Madres Centroamericanas Liberando la Esperanza, en Veracruz se supo del asesinato del migrante Carlos Martínez Zárate Castillo a manos de sus secuestradores después de haberse escapado del el lugar donde lo tenían secuestrado.

Las Reacciones



El Gobierno de Veracruz, ha hecho caso omiso a las denuncias sobre la situación que impera en su estado, y por voz del Alcalde de Coatzacoalcos, Marcos Theurel se anuncia de operativos contra los migrantes los cuales serán realizados por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Policía Federal, así como con la presencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), de un consejo que lo integraran las mismas dependencias y del obispo de la zona.

Claudia Ramón Perea quien es responsable de la Dirección de Atención a Migrantes del Gobierno de Veracruz, en muchas ocasiones a tratado de desmentir la realidad, incluso ha llamado a las denuncias del Padre Solalinde como declaraciones “Mal Infundadas”.

Es por eso, que reiteramos la invitación a la funcionaria para que nos acompañe un día en el lomo de la bestia, para que constate la inseguridad que viven los migrantes en su paso por el estado de Veracruz “La Guillotina de los Migrantes”.

contacto: ruben_migrante@hotmail.com

facebook: http://www.facebook.com/ruben.figueroa.522

Facebook : Movimiento Migrante Mesoamericano

somoselmedio.org

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